El sarro es un depósito duro, amarillo-parduzco que se forma en los dientes cuando la placa bacteriana no se elimina a tiempo. La placa bacteriana es una sustancia blanca y pegajosa que se adhiere a los dientes y que se compone de restos de comida, partículas de desecho y bacterias.
Si la placa bacteriana no se elimina mediante una correcta higiene bucal, se mineraliza y se endurece convirtiéndose en sarro. Al tratarse de una sustancia muy dura que se adhiere fuertemente al esmalte de los dientes, una vez formado, solo se podrá eliminar adecuadamente con una limpieza en la consulta dental.
El sarro es peligroso porque favorece la proliferación de bacterias que atacan a los dientes y las encías. Si no eliminamos el sarro, tarde o temprano sufriremos gingivitis (inflamación de las encías). Cuando nuestro sistema inmunológico no es capaz de eliminar estas bacterias que atacan al diente y a la encía se produce una periodontitis. La periodontitis afecta gravemente a los tejidos que sostienen nuestros dientes y si no se trata desemboca irremediablemente en la pérdida definitiva de nuestros dientes.
¿Cómo puedo saber si tengo sarro?
A diferencia de la placa, que es blanquecina o incolora, el sarro es fácil de detectar a simple vista si se encuentra por encima de la línea de la encía. Si vemos un depósito de color blanco o marrón/negro sobre nuestros dientes o encías es que tenemos sarro.
El problema es cuando el sarro se acumula en zonas de la boca más inaccesibles o cuando se encuentra entre la encía y el diente donde no podemos verlo. Por lo tanto la única manera segura de detectar el sarro (y de eliminarlo) es acudiendo al dentista.